Se ha determinado que la problemática actual del ruido ambiental en la
Ciudad de Guatemala ha alcanzado niveles que exceden los estándares
internacionales de permisibilidad de ruido [2]. El ruido ambiental
es, sin embargo, una seria fuente de afecciones físicas y
psicológicas en el hombre, las cuales se manifiestan lentamente. Entre
los efectos físicos provocados por el ruido, se conoce que a partir de
exposiciones a 66 dB, pueden darse descensos en el peristaltismo intestinal
y en la visión nocturna. Además, la capacidad de conciliar el
sueño y la concentración intelectual son afectadas. A partir de los
86 dB pueden esperarse adicionalmente aumentos en la presión arterial,
la frecuencia respiratoria y el pulso, como también fatiga y pérdida
paulatina de la audición. Es aceptado oficialmente por la Agencia de
Protección Ambiental de los Estados Unidos de América que esta
pérdida auditiva es detectable hasta en un 10% de una población
expuesta varias horas a la semana a 76 dB.
No obstante, es evidente que el ruido hallado en diversas ocasiones en el
campus de la Universidad de San Carlos de Guatemala alcanza niveles altos e
interfiere claramente con el desarrollo de las actividades docentes y
administrativas propias de la Universidad. Entre las ocasiones en que esto
acontece pueden contarse las semanas previas a la Huelga de Dolores, las
semanas culturales y las actividades electorales. Todas estas actividades
son tema ético de controversia, en cuanto se somete a los estudiantes y
al personal universitario a niveles poco controlados de ruido, los cuales
perjudican el ambiente académico y pueden ser causas de deficiencias ft
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enrique pazos
2001-03-09